ESCORIAL-ABANTOS-CUEVA VALIENTE
24-10-09cronica por nrain. track aqui
Dicen que las cosas que a penas piensas y casi improvisas son las que mejor salen y en el caso del rutón de esta mañana se cumple con creces.
El fin de semana se presenta dudoso ¿qué hago? ¿dónde y con quién voy? mi principal elección pasaba por irme con los Alternativos que iban a rular una rutilla por Navacerrada, se antojaba buena ruta pero no me acababa de cuajar eso de bajar el Schmid.
Mariano se pronunció apenas hace un par de días con una ruta por El Escorial que me llamaba la atención, Cueva Valiente, no la conocía y mucho oí hablar de ella pero el track me confirmaba las sospechas es una ruta de sufrir, 1600 metros de desnivel acumulado, mentalmente comparaba los acumulados de rutas anteriores como los 3 valles con poco más de 1000, Abantos del domingo pasado con el Zascan con apenas otros 1000 y sabía que mi tope de altitud andaba cerca de ese kilómetro de trepar a lomos de la bici. Pero algo me dijo ayer noche que esa sería la ruta del fin de semana.
Dicho y hecho.
Finalmente quedamos a las 9:00 AM en las cercanías del campo de golf de la Herrería para quitarnos el subidón en frío desde la RENFE, me presento puntual y allí ya está Mariano engrasando su montura, hoy han de ir finas.
Enseguida estamos en marcha rodando por el parque de la Herrería en busca de la carretera a la Cruz Verde, la ruta empieza de subida cosa que siempre cuesta a las acomodadas piernas, antes de alcanzar dicha carretera nos despojamos de las chaquetas.
En breve llegamos al paso por una barrera para rodar paralelos al asfalto, decidimos coger la primera parte del "Atajo Javi" (jeje Javi así se queda bautizado ya) que pronto coge altura en detrimento de la pista que va serpenteando, el segundo trozo del "Atajo Javi" no lo subimos para llegar frescos a las zetas y no perder mucho fuelle.
Enfilamos las zetas a ritmo alegre, el senderito está del viento de estos días repleto y tupido de agujas de los pinos, piñas, palos y leños de todos tamaños. Mariano abre la ascensión y le sigo, en la primera zeta a izquierda, que está muy rota con raices y rodera cae, pero cae con clase, dejándose deslizar para aterrizar sobre la mochila, no ha sido nada y continuamos el imparable ascenso, Mariano las sube fino y yo atrancado en una zeta se me queda trabada la bici y doy plena potencia al pedal, me da un tirón en el gemelo derecho que me deja KO por instantes. Superamos las zetas restantes y nos disponemos a ascender al Malagón por el duro y traumático para mí asfalto.
Nos alcanza un ciclista que nos dice si nos hemos dejado a alguien abajo que estaba esperando, le respondemos que no que sería de los Pataliebre o similar. Enfilamos las primeras rampas con alegría y la cosa embrutece, el inclinómetro marca en algunos puntos un 20% sin piedad. Vamos hablando de nuestras cosas y enseguida coronamos el Malagón.
Sin parar enlazamos la subida a Abantos, esta vez voy más fino que el domingo pasado y la ascensión se hace corta, teniendo algún tramo de empujabike en el pedregal cercano al fin de la pista.
Allí está: Abantos. Últimamente el destino más repetido pero las vistas nunca son iguales, una vaca bebiendo agua al pie de la metálica cruz nos da la bienvenida, el día está cubierto viendo mares de nubes en la lejanía.
Reponemos fuerzas con barritas y un delicioso bizcocho que me invita Trisqui, nos hacen una fotillo unos senderistas y aparece un compañero de "Los Lanchares", al ir yo vestido de EntreVeredas me pregunta por Garbu y Embarrao, le comento que cambiaron de planes y decidieron subir en coche hasta el Malagón, el compi les estuvo esperando un rato por si aparecían. Nos despedimos de él y continuamos hasta el otro punto, el refugio de la Naranjera.
Hasta la Naranjera es un trayecto aunque no exento de algún repecho y sobre todo una bajada pedregosa con carrilillo por los laterales con una pendiente de culo atrás y freno impiadoso, el terreno está exquisito no dando lugar a derrapajes, esta bajada me da fuelle, Trisqui baja a rueda y posteriormente tras unos tramos técnicos en semillano llegamos al refugio.
Vemos el ruinoso estado del refugio y seguimos nuestra aventura bajando por otra trialera con una buena dósis de empujabike hasta la fuente de las negras.
En la fuente reponemos líquidos y vemos la bajada por asfalto hacia el camping de Peguerinos con la imágen mental que "Esto luego hay que subirlo", nos tiramos por ella a saco, el asfalto está en buenas condiciones.
Pasamos por las cercanías del camping viendo nutridos grupos de personas cesta de mimbre en mano buscando las preciadas setas. De charla poco a poco vamos ganando altura por una cómoda pista flanqueada por helechos y pinos. Tan sólo interrumpe esa paz el ruido de 5 motos campo a través que cruzan transversalemnte nuestra pista. Hablamos de chuletones, churrascos, callos y judiones y poco a poco nos acercamos a la subida a Cueva Valiente.
Una última parada tras acabar el prepuerto hasta Cueva Valiente para afrontar el segundo puerto de la jornada. La subida a Cueva Valiente tiene una pendiente que salvo contados descansos es contínua en no menos de un 14%, factor agrabado por el estado del firme, un asfalto de los años 30 muy destrozado por los fríos, tenemos que poner pie a tierra algunas veces cuando el asfalto desaparece en detrimento de piedra y guijarro suelto. Pese a que la suspensión trasera se empeña en humillar a mi maltrecha cubierta trasera aplastándola contra el suelo voy tocadito y los últimos 500 metros de ascenso sólo se atragantan menos con la vistas en altura, veo a Mariano que monta para atacar los últimos 100 metros y posteriormente yo.
La cima está presidida por un refugio de montaña y un vértice geodésico, otra cima en mi haber con buen sabor de boca, nos hacemos unas fotos, Trsiqui me señala los picos que lástima de la niebla pero las vistas son impresionantes, San Rafael, El Espinar, La mujer muerta, El Yelmo...
Reponemos comiendo un poco en las cercanías del refugio para descender apenas 600 metros y coger un sendero técnico.
El sendero empieza fácil para luego tener tramos de empujabike, está muy marcado por el paso de motos cuyas rodadas te engañan siguiendo sus trazadas que para una bicicleta se antojan imposibles. Poco a poco el sendero mejora aunque pica para arriba, voy encontrando la trazada correcta a base de golpe de pedal y cambio de pesos atrás/alante.
Pronto el sendero va picando hacia abajo conviertiéndose en un descenso trialeroso, este sendero me da fuerzas y moral, una de las mejores bajadas que recuerdo en los últimos meses, las suspensiones van a tope con algunos pasos complicados, los frenos se achicharran y las cubiertas muerden con rabia, rocas, raices, roderas, palos, troncos...todos se humillan a nuestro paso, lo bajo como me gusta bajarlo, despacio, sientiendo casa bache, oyendo respirar a la Revelation, oyendo el aceite pasando de arriba a abajo en el amortiguador, oyendo el quejido de los frenos, buscando la trazada...El sendero acaba en un pequeño salto, espero a Mariano que en el salto casi trompica jeje. Una sensación de trabajo bien hecho me invade.
Rodamos por pista en llano-subida a plato mediano y piñón intermedio, poco a poco nos acercamos al campamento de Peñas Blancas que rebosa tiendas y alboroto.
Llegamos a tramo de antes de asfalto que nos llevará al Malagón, poco a poco vamos ganando altura al último desafío en forma de puerto, pasamos por un albergue que rebosa vida y el olor a parrilla me hace babear cual perro de Paulov, son más de las tres de la tarde pero poco a poco nos comemos el puerto, llegamos a la fuente de las Negras otra vez y hechamos un trago de agua, los últimos kilómetros de subida y ya está, llegamos al Malagón y tiramos para las zetas acortando tramos para evitar el asfalto.
Llegamos a las zetas y nos tiramos a saco, en la primera entro pasado y casi hago un recto, aquí me pasa Mariano y las bajamos haciendo los giros contrapesados.
Finalizamos las zetas buscando el "atajo Javi" para llegar cuanto antes a los coches, el atajo Javi está muy chulo y en poco tiempo nos deja en la carretera.
Ya sólo nos dejamos caer y cruzamos el parque de la Herrería.
Acabo la ruta con una sonrisa y el recuerdo de esa bajada hasta el Hornillo.
En total 56,5 kilómetros y 1500 metros largos de acumulado llegando a los coches a las 16:15.
Pues nada, si habéis leído hasta aquí muchas gracias, espero que os haya gustado leerlo tanto como a mí escribirlo.
GRACIAS ALVARO POR HACER LA CRONICAS QUE HACES!! TIO ERES UN FENOMENO.
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